martes, 13 de noviembre de 2012

Me pierden las malas compañías.


Lo reconozco, me pierden las malas compañías; que me prometa el cielo aun sabiendo que es todo mentira; que me sonría con esa cara de niño disimulando que ha hecho algo y me mire con esos ojos que dicen todo lo que él calla. De verdad, lo confieso, mal acompañada para mí, es mejor que sola. Echar de más, mejor que echar de menos. Mi abuela solía decir que, mejor que sobre que que falte y ahí lo tienes. Lo siento, pero esto es así, me pierdo, no por los peores, si no con ellos. Me pierde el hoy, ahora y aquí. No niego que desearía que el hoy de él fuese mi mañana, mi pasado mañana y así cada día que pasa; pero tampoco veo en ello un gran problema. Si él quiere hoy y yo siempre, puedo estar ahí cuando sea. 
Me pierde que la mala compañía venga y me abrace tan fuerte como pueda, que me haga cosquillas en la barriga sabiendo que me quedaré sin aire, y que me sonría con esa mueca perfecta que dice exactamente "Lo único que quiero es a ti". No me importa que fume, mejor que huela a humo o hierba que al perfume de  otras tías. No me importa que me ignore de vez en cuando si después me acorrala en su cama durante horas: 
Quiero un chico que, aun que malo, me deje su chaqueta cuando tenga frío. Que me intente mentir, pero que no pueda. Que me quite toda la ropa para verme caminando por su casa solamente con una camiseta suya. Que me de el calor que siempre me falta. Que me incite a ser mala, pero que no me deje, porque lo que más le guste de mi sea mi dulzura. 
Es muy simple. Si los polos opuestos se atraen, ¿a qué estamos esperando? Tú malo y yo buena. Tú el mismísimo diablo y yo un ángel. Tu vas de listillo y yo soy una ingenua. Tu mientes y yo te creo. Más claro agua. Tu eres para mi, como yo soy para ti. Como tu eres mi mundo, y el mundo es todo tuyo. 
Lo reconozco, me pierden las malas compañías. No puedo evitar caer en la tentación. No soy fuerte. Solo caigo. Caigo por y para ti. Porque aun que eres lo peor, para mi siempre vas a ser tú y punto. Lo mejor que tengo, lo que quiero. Mi mala compañía, el diablito que me lleva al mal camino, pero que luego me devuelve al mío. Y es que cuando estoy contigo soy felicidad pura y dura, y cuando no, soy la felicidad esperándote impaciente, para que me pulas. Para que me lleves al cielo que me prometiste. No cumples tus promesas de repente, lo haces poco a poco, un poco cada día, a tu manera. Tu manera, esa es mi preferida. Que me prometas un para siempre y cumplas un mientras estemos estaremos disfrutando cada instante.

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