jueves, 6 de febrero de 2014

L04V01/14


A veces se confunden los sentimientos ¿sabes?, se confunde placer y amor, se confunde querer con desear... Se confunden las palabras, se malinterpretan las cosas y entonces ¿qué pasa? Que todo se viene abajo. Muy deprisa. Tan deprisa que no se puede asumir antes de que todo esté hecho trizas. 
Creí que esta vez todo saldría bien..o en realidad no, no lo creía, pero quería que saliese bien, lo deseaba con tanta fuerza que me creí hasta las palabras más vacías. Ignoré cada señal que llevase a la desconfianza... Pero en realidad él solo me vendía un futuro prometedor, una relación de película ¿sabes? Me vendía... Pero no supe comprarle, porque lo que yo buscaba se alejaba mucho de lo que él pretendía que fuésemos. 
Muchos pueden pensar que soy tonta, ingenua, inocente... no lo creo, pero quizá estén en lo cierto, quien sabe... Lo que si sé es que lo siento.. lo siento por aquellos que siguen diciendo que los finales felices no existen porque las mejores historias nunca terminan; o por las chicas que siguen buscando al príncipe azul, al chico perfecto, al detallista, al amigo, al novio, al de película.. NO EXISTE.
La realidad es que yo no consigo ver más allá de las buenas intenciones, no veo más que las mejores cosas de cada persona, y al final eso es lo que me condena. Seguir confiando plenamente en los desconocidos porque no tengo razones para desconfiar... "Inocente hasta que se demuestre lo contrario".  
Confié en que no me estaba equivocando, e incluso después de darme le golpe, él dijo no te has golpeado, y solo pude creerle. ¿En qué clase de mundo vivo? ¿Qué clase de persona soy? Pues al parecer en un mundo donde todos merecen una oportunidad, en el mundo donde se tropieza para aprender aun que no todos aprendamos, soy la clase de persona que se encariña con las piedras que la hacen caer una y otra vez.
(...)
Hoy, aquí estoy de nuevo, frente a la pantalla del ordenador, cascos puestos y volumen bien alto... no es como si fuese la primera vez que estoy aquí sentada pensando como sacar de dentro todas las palabras que no me salen en voz alta, pensando como contar a un par de personas que ni siquiera conozco, que he vuelto a las andadas. He vuelto a conocer a alguien, que lo dejé todo por él, aposté y perdí de nuevo. 
Cuatro de enero del 2014... Ahí es donde empezó. Unos amigos, un bar en medio de ninguna parte, al parecer debería ser recordada como una buena noche.. Una historia de película.. Clienta se enamora de un camarero. Si lo piensas... suena increíblemente bien. Pero no todo lo que reluce es oro. 
Era como ver por placer, a un chico muy guapo, atractivo... pero, ¿qué importa? Solo es un chico guapo más al que mirar sin esperar nada más. Eso creía yo. Pero no fue así. Nos conocimos, y un par de semanas ahí estábamos: una cama, luz apagada y ropa por el suelo.Un tópico: la pasión desmedida, las ganas del momento, el impulso... 
He de decir que soy la perfecta persona para estropear los momentos, para dejar pasar oportunidades; pero eso a veces me da ventajas también. Detrás de todas las palabras bonitas, de los planes, de los "ya te pondré mi música cuando te recoja en mi coche para ir a alguna parte", de cada "confía en mi"... al final, detrás de cada cosa buena, parece que siempre hay una mala. 
Parecía tan de verdad que no quería simplemente arruinarlo. Me salté las advertencias.. porque sonaba demasiado bien para dejarlo ir. Creo y casi podría afirmar con total seguridad que las mejores sensaciones que he tenido en años han sido en ese momento a solas. Los mejores labios que he besado jamás, era algo inexplicable. La sensación de besarlo era como tener un pedacito de paraíso rozando mis labios. No le gustaba demasiado besar, decía. Pero besaba de lujo, como si hubiese nacido para conquistar. Las maneras de hacerlo todo tan impulsivo...De agarrarte de repente y tumbarte en la cama... Eso hizo: no darme tiempo a pensar si estaba bien o estaba mal. Hizo del momento el adecuado, apagó las luces, me agarró bien fuerte y convirtió la cama en el cielo, o un infierno según se mire. Todavía recuerdo cada movimiento, las palabras, lo que sentí exactamente cada segundo a su lado. Todavía ese escalofrío y la piel de gallina al recordarlo... 
Sabía como hacerlo, como relajar hasta a la más nerviosa, como hacerme sentir cómoda en la situación más incómoda de mi vida. Sería su acento, su labia, no sé, pero a cada palabra que salía de su boca, mis músculos se relajaban cada vez un poco más. Ese recuerdo de sus manos recorriendo mi piel, o agarrándome muy fuerte la mano. Esa si es una sensación que recordaré toda mi vida. Creó que no hay nada mejor que sentir que el chico que te gusta se preocupa por ti en momentos como ese, en esos momentos en que se supone que las hormonas valen más que las neuronas. 
No sé como explicar lo que sentí, no creo que se pueda... Solo cielo, paraíso e infierno, junto, mezclado. Un cúmulo de sensaciones, de recuerdos en un espacio de tiempo muy corto. Todavía noto ese ambiente al tocar el jersey que llevaba puesto esa noche. Y si lo pienso, todavía me estremezco como si lo estuviese haciendo de nuevo. 
Pero un mes y dos días después, aquí estamos, con todas las promesas rotas, con todos los planes invertidos u olvidados. Pasamos de un extremo a otro. Arriesgué, y aun que disfruté por el camino, se acabó lo que se daba. Sin duda, de los mejores errores de mi vida, digan lo que digan, piensen lo que piensen. 
Puede que a la larga me arrepienta o que no, pero estoy segura de que tales sensaciones nunca se van a borrar de mi cabeza. 
Él no sabía lo que quería y yo podría estar así toda mi vida. Sus palabras fueron "un día quiero follármelas a todas y otro solo quiero estar con una". Yo quería, y creo que todavía quiero, ser esa una; aun que para ello tenga que arriesgarme a ser primero una de muchas. Puede que sea ese el primero paso, o el último y único. Quien no arriesga no gana. La vida no está para dejarla pasar, sino para vivirla.Y aseguro, que para mi, vivir es eso: reunir sensaciones que sean imposibles de borrar. 


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