martes, 23 de diciembre de 2014

JT, las promesas y yo.


"Las promesas se las lleva el viento y a las personas el tiempo", las palabras solo son palabras, no valen nada.. otra cosa que he tenido que aprender a golpes, por el mal camino; pero que al final, he aprendido. 
He tenido que prometer algo tan importante para darme cuenta de como son las cosas en realidad... que las promesas no son buenas, porque a veces, no es solo que no se quieran cumplir, si no que al final, algo te lo impide. 
Pero las promesas son palabras que mantienen viva una esperanza ¿no? Pues no, porque hoy en día no hay mucha gente que cumpla su palabra, hoy por hoy las promesas son eso que se rompe, dicen.
Mi experiencia es otra. Las promesas son tratos, como los tratos que haces con el diablo (con el diablo si crees en él), como un contrato que firmas y ya no puedes romper, porque tiene consecuencias. Creo que la vida ya tiene suficientes consecuencias y castigos de los que se encarga el karma, como para que nuestras ansias, nuestra ganas...también las tengan. No deberíamos prometer, si no hacer, cumplir sin decir nada antes: cumplir, pero sin prometer. No deberíamos prometer, y mucho menos tomar algo que deseamos, que queremos, que esperamos que así sea y prometerlo, como creyendo que así se hará realidad, porque la vida no funciona así. 
Promete y verás como algo verdadero se convierte, poco a poco, en algo que hay que mantener como sea, verás como se pierde todo lo demás, las verdaderas razones por las que prometiste desaparecen, y solo quedan las palabras, el "pero tú me lo prometiste", el "pero tú dijiste que..", y ya no es como que quieres, es como que 'tienes que'. 
Prometí y sin embargo, ya no sé si quiero. Pero como he dicho, romper las promesas tiene consecuencias... implica herir, aun que no sé hasta que punto;implica perder: perder a alguien, a un amigo, perder la confianza, perder, entonces, la complicidad, la relación que sea. Perder, y perder es casi siempre malo, aun que a veces sea bueno y no podamos verlo, aun que a veces entre los escombros quedé algo en pie, aun que entre esos escombros aun florezca algo bueno a lo que aferrarse, algo que te mantenga. 
Y si las promesas ya no sirven, ¿qué nos queda? Los hechos, lo que hacemos sin pensárnoslo dos veces, lo que sale de dentro, pero lo que sale de dentro sin que nada lo haga salir, lo que sale porque si, las cosas que hacemos por placer, por gusto, no por una promesa de hace cinco meses que ya no tiene sentido. Lo que queda, lo que vale, lo que no pasa de moda son las cosas que haces porque sientes que así debe ser, las cosas que decides casi sin decidir, las cosas que surgen en el momento. El 'carpe diem'. 
Creo que a veces, las promesas no son en realidad promesas, si no cosas que dijimos y alguien consideró como tal: un malentendido, pero un malentendido al que al final nos acogemos. También creo que a veces las promesas no se rompen, si no que se pasa su momento, pierden validez, pierden la razón de ser, y entonces ¿cómo mantener algo que ya no sientes así? Cuando una promesa hace que todo gire a su al rededor, que todo se amolde a ese "trato", a esas palabras...cuando decides pensando en lo dicho, cuando tienes que decir que no a otras cosas, cuando ya no aguantas decir que no a otra cosa por algo que has prometido, algo falla. Falla la libertad: si deseas libertad y prometes no ser libre ¿qué sentido tiene? ¿Qué sentido tiene desear alas y decidir encadenarte? Ninguno. Conclusión: somos incoherentes cuando menos lo esperamos, cuando menos tenemos que serlo. 
Hay promesas que no se rompen, amigos, hay promesas que caducan, hay promesas que te quitan la libertad del 'aquí y ahora', de vivir el momento, y el momento es lo único seguro que tenemos. 
Prometer, queridos, es un contrato a largo plazo, un contrato para un mañana que no sabemos ni si habrá ni como será. 
Ahora entiendo a mi madre diciendo: "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy."

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