domingo, 29 de mayo de 2016

La vida te puso en mi camino y yo decidí seguirlo a toda costa.


A veces creemos erróneamente que dar más significa recibir más a cambio. Sin embargo, sólo cuando encontramos a la persona adecuada por la que estamos dispuestos a darlo todo, es cuando más recibimos. Cuando estamos dispuestos a no quedarnos a medias, a no temer las consecuencias, a hacer "all in", a poner todas las cartas sobre la mesa, incluso ese as que guardamos en la manga. Cuando estamos dispuestos a arriesgarnos, a no quedarnos con el 'y si hubiera...' rondando en la cabeza, cuando vamos a todo o nada. Ahí - en ese preciso momento en que damos el paso hacia el vacío sin pensar que puede no ser más que otro paso en falso, cuando tomamos la decisión y no miramos atrás - sabemos que recibiremos más que nunca, porque la vida también devuelve y todas esas veces que nos agotamos para nada, cada vez que dimos sin recibir ni un 'gracias'.... eso la vida lo compensa tarde o temprano. También puede suceder que creamos que nos será devuelto de la misma manera que fue dado, pero volverá a nosotros como lección de vida, como un 'todavía no es el momento'... pero quizá la vida nos conceda esta vez un 'es tu hora', la oportunidad de lograr por nosotros mismos las recompensas a todo lo que un día dimos a otros sin dudarlo.
La vida, el destino, Dios, una fuerza a la que nadie puede decir que no, las casualidades, el karma.... aquello en lo que crees... Voy a quedarme con la primera opción y decir que la vida te puso en mi camino y yo decidí seguirlo a toda costa. Tomé otros caminos antes, caminos duros y caminos más fáciles, pero sea como fuera... He llegado hasta aquí, hasta ti. Decía Antonio Machado "Caminante no hay camino, se hace camino al andar" y Fito & Fitipaldis "Lo que me llevará al final serán mis pasos, no el camino". Y es verdad, no importa los obstáculos que encuentres si eres capaz de escalar las rocas más grandes, salir de los baches más hondos, saltar los muros más altos... persiguiendo las oportunidades, las casualidades, llámales como quieras, no importa; si eres capaz de olvidar tus miedos, de arriesgarte a caerte una vez más... Si tienes el valor de plantarle cara a la vida, entonces ya has ganado, ya has recibido más de lo que podías esperar: la lección más importante que puedes recibir es que lo imposible sólo tarda un poco más y depende de ti, de las ganas que le eches, de lo que te esfuerces, de las veces que te repitas a ti mismo ' puedo hacerlo', de las veces que te veas en el espejo y te digas 'yo puedo con lo que venga', de las veces que te reconozcas tus propios méritos. No hay regalo más grande que conseguir las cosas por ti mismo y quererte cada día un poco más. Después de eso, todo llega con el tiempo. Cuando aprendes a vivir contigo mismo, a perdonarte, a respetarte, a decir 'ya basta', a levantarte y comerte el mundo... ¿qué mas se puede querer?
Cuando lo damos todo, finalmente tenemos lo que queremos. Yo te quería a ti y ahora no hay vuelta atrás. Se han juntado los caminos, no se diferencian tus pasos de los míos.
Me basta con saber que arriesgué sin estar segura de lo que vendría después y hoy en día todas las cartas siguen en la misma mesa, dadas la vuelta, sin juego sucio ni trampa alguna. Me basta con saber que no hay quien pueda quitarme cada paso que dí. Me basta con saber que pase lo que pase ya no habrá nunca un 'y si hubiera...', ni un 'fui con la mitad y lo perdí todo'. No puedo decir más. Lo dí todo y recibí el doble. La vida me dijo que ya era hora de vivir sin miedos, que era mi momento, que aferrarme al pasado no serviría de nada, que los arrepentimientos no tenían cabida, que era hora de dejarlo ir; no quise negarme y me lo devolvió todo, día a día.
Supongo que esta vez si que puedo decir que la suerte estaba de mi lado y se quedó, porque mi suerte eres tú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario