jueves, 24 de enero de 2013

A donde te quieren mucho, no vayas a menudo.


Echar de menos...¿Es una virtud o un defecto? 
Defecto y virtud diría yo. Si echas de menos sufres, y esa es la parte mala; pero si echas de menos, quieres, sientes, y esa es la buena. 
A veces, hay que buscar el lado positivo a todo, porque esa parte nos hace seguir adelante a pesar de todo. Pero nos equivocamos a menudo e insistimos en el error, y eso es sin duda, otro fallo. Lo lógico cuando te caes es levantarte y no quedarte en el suelo. Desde el suelo todo se ve tan grande que hasta te puede superar y a veces, de hecho, lo hace; desde el suelo sentimos la frialdad de todo un poco más, y no podemos ver más allá; pero si te levantas, si te levantas puedes ver que los problemas siempre se hacen pequeños a medida que los afrontas y que tanta frialdad solo esconde miedo.
Echar de menos es un hecho, un hecho irremediable. Si lo planteamos como un problema, poco a poco el echar en falta se convierte unas veces en olvido y otras en agujero imposible de rellenas del todo. Pero extrañar es bonito, porque tienes esa necesidad de volver a estar como siempre, porque hubo momentos antes que te sacaron sonrisas. El dolor confirma que realmente pasó, que existió, que no ha sido un sueño. 
Tengo dentro del pecho, un pequeño agujero negro, que antes fue más grande y también más pequeño, y hoy vuelve a abrirse paso...Se va tragando todo aquello que surge, el odio, por ejemplo. No puedo odiarle y desear que vuelva a ser esa persona a la que confiar mi vida. Un agujero negro que no se sacia más que cuando le veo y el mundo se me cae en mil pedazos. Se crece cada vez que me reconcomen las ganas de acercarme y oler una vez más su piel mientras me abraza. Pero cuando el hueco se hace grande, yo me vuelvo pequeña ante el mundo. 
Ojalá pudiese ir, hablarle, abrazarle, recuperarle... Pero las cosas son así: Cuanto más le quiero más me ignora y cuanto más le extraño más me olvida. No hay vuelta atrás, no hay modo de deshacer lo hecho, de borrar lo dicho, porque las palabras a veces no perduran en un papel, pero si en una cabeza. Solía decirme mi madre que a lo hecho, pecho; que amor con amor se cura, que ahora adulador y mañana traidor, y que a palabras necias, oídos sordos; que a grandes males, grandes remedios, y que a la tercera va la vencida, que después de la tempestad viene la calma.
Hoy siento que se me va la vida, pero mañana es otro día, y prefiero morir de pie que vivir de rodillas. Así que, toca asumir, afrontar y enfrentar, seguir, porque hay más peces en el mar. Y aun que solemos decir que el mundo es un pañuelo, el mundo es brutalmente grande y a parte de ti, querido , hay millones de chicos ahí afuera. Chicos que tratan a chicas como princesas mientras tú las tratas como muñecas. 
Aun con todo, sigo esperando que cambies, que vengas tú, que te disculpes, que me digas que esa no es forma de hablar a alguien que puso la mano al fuego por ti y se quemó, y la volvió a poner sin pensárselo dos veces, que la confianza que tenías en mi sigue ahí, que me echas de menos joder...Me gusta pensar que no soy yo sola la que se ha quedado en un punto muerto, esperando que pase algo. Me gusta pensar que tenía razón creyendo que me querías, por muy poco que fuera. 
A veces, te veo y pienso '¿qué he hecho?' y me imagino corriendo hacia ti, y tú tienes los brazos abiertos para abrazarme, pero cuando vuelvo a abrir los ojos, entre tu y yo hay más que silencio; hay olvido, pero hay recuerdos, lágrimas y sonrisas...hay alguien abrazándote y no soy yo. Cuando abro los ojos pienso 'Hice justo lo que tenía que hacer, hace mucho, pero más vale tarde que nunca', pero vuelvo a cerrarlos, porque imaginar tus brazos rodeándome, tu olor envolviéndome y tu calor acogiéndome, es todo lo que me queda de lo que un día fuimos.
Te hecho de menos a ti. Extraño que me sonrías, que me perturbes, que me hagas cosquillas, que me abraces, que me hables, que me cuentes, que me escuches... No hay nada peor que esto, pasaste de ser mi día a día a no ser absolutamente nada, un conocido quizás. 
Te quiero, y ahora entiendo eso que dicen de que en la vida tenemos dos grandes amores. Uno con que el equilibrio es imposible, que a pesar de los intentos nunca saldrá bien y que al final se queda en nada, nos rendimos, nos alejamos, nos damos por vencidos y lo olvidamos; y otro con el que todo es calma, con el que te casas y pasas el resto de tu vida, pero que sin embargo, no pasará ni un solo día en el que no desearás que ese amor que diste por perdido vuelva para perturbarte una vez más. 
Óyeme, lo único que yo te pido es que te disculpes. Todo lo que yo quiero es volver a oír tu voz hablándome a mi, tus brazos agarrándome bien fuerte como de costumbre, tu sonrisa muy cerquita de la mía,  tus ojos mirándome de frente...Ojalá volvieses a ser ese al que yo tenía en un pedestal, dentro de mí, donde ahora solo hay un vacío, un agujero, negro. Sólo tú puedes cerrarlo, no hay nadie más en esta vida que pueda llenas el vacío que me has dejado. 

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